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Mi nombre es Eva Moral, tengo 35 años o debería decir que tengo 8. Mi vida discurría entre mi trabajo como abogada y mi gran pasión, el triatlón. Vivía entre entrenos y competiciones y me encantaba compartir todo eso con mis compañeros del club, Trival triatlón Valdemoro.
Día a día me esforzaba para mejorar mis marcas y ser cada día un poco mejor. Una competición contra mi misma en todos los aspectos de la vida.
El 29 de septiembre me disponía a disfrutar de una maravillosa mañana en la sierra madrileña participando en una ruta ciclo turista. Todo iba fenomenal, los primeros kilómetros fáciles y llega el primer puerto, el de La Morcuera, me encontraba súper fuerte con muy buenas sensaciones y encumbre el puerto si mucha dificultad. Una vez arriba decidí continuar la marcha y bajar hacia Rascafria, abajo esperaría al resto de mis compañeros. Comienza a llover y la bajada se hace peligrosa, freno suavemente y la bici se me va… Con tan mala fortuna que choco contra un quitamiedos, salto por encima del mismo y me precipito por un barranco de siete metros.
Sentí un golpe seco en la espalda y después…. Miedo, miedo de que no me encuentren, miedo del disgusto a mi familia… Y la certeza de saber que nunca más volvería a mover mis piernas.
A partir de ese momento solo puedo agradecer el trato y el cariño recibido en el hospital doce de octubre y en el Hospital Nacional de parapléjicos de Toledo, en el que comencé haciendo mi rehabilitación y con la ilusión de continuar practicando mi deporte, de volver a meterme en una piscina, de sentir el aire en la cara cuando vas en la bici y la satisfacción de finalizar y superar cada competición…
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